miércoles, 2 de abril de 2014

CUERDAS, DE PEDRO SOLÍS

“Cuerdas” es un cortometraje que, en solo 11 minutos, cuenta la historia de una niña llamada María y su gran amigo, un niño con parálisis cerebral.

La historia empieza con la espontánea y sincera amistad entre un niño con parálisis cerebral y una chica que, desde el primer momento, se acerca a él. No lo rechaza. Así, comienza a jugar con él atando cuerdas a las extremidades del chico para que parezca que se mueve.

Un día, él no puede salir al recreo. No se siente bien. Entonces, María pone un disco de vinilo mientras las notas de piano se cuelan entre los dos amigos. Ella coge a su pequeño amigo y lo abraza. El chico, feliz, imagina que está bailando con ella en un gran salón. Imagina que baila con ella como nadie lo haría.

Esa noche el niño muere. María encuentra la silla de su amigo, vacía, solo hay una pequeña cuerda. Ella pensó que al fin su amigo se había levantado. “¡Podrían jugar juntos!” pensó. Sin embargo, oye a su profesora hablar de la cruda realidad.

Veinte años después, ella es profesora en un centro para alumnos con alguna discapacidad. Va a dar clase y la última imagen que se ve es la mano de María con la cuerda de su amigo enrollada en su muñeca.

Al final del corto, Pedro Solís dedica tres frases. Una, a su hija por inspirarle el corto (el personaje de María), otra a su hijo (con parálisis cerebral, el personaje del corto está completamente basado en él) y a su mujer, por todo lo que ha soportado y por todas las lágrimas que no ha derramado frente a él.

El cortometraje es muy conmovedor ya que este tipo de temas a todos nos llega al alma pero pocos ayudan de verdad a estos niños. Quizá a todos nos toque la fibra sensible porque a la hora de la verdad, desgraciadamente la mayoría giran la cabeza, apartan la vista y prefieren ignorar el dolor de esas personas para no sentir su tristeza. A veces las personas podemos ser bastante hipócritas y frías.

El corto deja caer varios mensajes que hay que tener en cuenta. Hay que resaltar el hecho de que el protagonista sea anónimo. En ningún momento del vídeo se dice el nombre del chico con parálisis cerebral. Esto simboliza que él puede ser cualquiera.
Representa la vida de una persona normal, sin nombre, desconocida, discapacitada tanto psíquica como físicamente.  Es una forma muy inteligente de reflejar la verdad de la vida de muchos niños y familias. Así habrá personas que se sientan identificados con uno de los dos personajes.

La actitud de María es extraordinaria. Es la única niña en todo el centro que se acercó a él. Que lo tocó. Jugó con él. Bailó con él. Que lo trató como a otro, sin distinción. Es más, incluso utilizó su desbordante imaginación de niña para idear una forma de jugar con su amigo. Las cuerdas se convirtieron en lazos que la unían a él de una forma íntima y especial. De una forma solo de ambos. Así, él se convirtió en el mejor amigo de María y ella significó para él la única persona que lo trató, al fin, como un niño normal. A pesar de la poca vida que latía en el pecho del joven, esos últimos días, latidos, suspiros, fueron mejores que todos los años anteriores. Para los dos.




También hay que criticar la actitud de los demás niños frente al protagonista del corto. En sus ojos solo había rechazo. Ni siquiera querían estar cerca de él. Esto pasa en el corto, sí, pero lo que es realmente triste es que pase todos los días en la vida de miles de niños como él. La verdad, esa actitud da asco y ojalá esas personas que los tratan así tuvieran la sinceridad, dulzura y buen corazón de esos a los que, sin ningún remordimiento, llaman “esos raritos”, “esos tontitos”. Simplemente eso, ojala todos ésos tuvieran la décima parte de corazón que el protagonista del corto.

El corto es brillante y merece el reconocimiento recibido. Es emotivo, inteligente y  sobre todo, real. A nosotras nos ha encantado y por ello querríamos acabar reconociendo el valor de todas estas personas con alguna discapacidad porque hay que vivir solo uno de sus días para darse cuenta de lo duros que son y la capacidad de superación que hay que tener para levantarse de la cama y enfrentarse a la vida como ellos lo hacen. Quisiéramos aprovechar para dedicarle este comentario a todos esos niños y en especial a los alumnos del aula específica de nuestro centro.
Un aplauso para vosotros. Realmente os lo merecéis.


Por: Belén March y Natalia Encinas



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