El
primer día que tenia que ir al instituto me levanté nervioso con la
sensación de que todo iba a salir mal, me eché la mochila al hombro
y salí de casa con miedo a no saber lo que me iba a encontrar.
Cada
paso que daba hacía que los nervios subieran como la espuma. Entré
a mi correspondiente clase; a mis compañeros los conocía porque
había coincidido con ellos en primaria. Todos teníamos las mismas
ganas de conocer a nuestros nuevos profesores. Todo iba mejor de lo
previsto, los profesores eran amables,el centro era acogedor y los
compañeros de cursos mayores eran muy agradables con los nuevos y
nos aconsejaban sobre cómo llevar todo de manera amena y
responsable.
Conocimos
a nuestro tutor, era muy sociable; nos dio nuestro respectivo horario
y nos entregaron los libros.
El
día en el instituto había acabado, volví a casa con la sensación
de que todo había salido mejor de lo previsto, con ganas de conocer
a los profesores de cada asignatura y con ganas de volver al día
siguiente.
Por:
José Antonio Ariza
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